Seguramente has estado en alguna situación complicada y escuchado por más de alguna persona de tu círculo cercano inmediatamente la frase “ten fé” entre muchas otras como “la fé mueve montañas” y más. Inclusive desde pequeños si nos inculcaron una religión estuvimos rodeados de esa idea, constructo de eso mismo.

Hoy te quiero hablar de lo que para mí es la verdadera fé sin importar tus creencias y te aclaro que no importa que religión profeses, el resultado es el mismo.

Para explicarte mejor me iré a los extremos y espero con esto llegar al fondo de tus creencias y tal vez dejar una semilla en ti para tu transformación. Recurriré al amor más grande que puede existir, el de una madre hacía su hijo y así como pasa en la vida, lamentablemente, al de una madre que lo perdió por una enfermedad. Obviamente su deseo más grande fue, durante la enfermedad, fue tener a su hijo sano, lo deseaba con toda la “fé” del mundo y eso escuchaba de las personas que no la dejaron ni un momento en este proceso. Ten fe de que estará bien, le repetían una y otra vez. Al mes del diagnóstico, el niño partió y la madre quedó destrozada y en un conflicto extremo con su fe. Fue hasta tiempo después y con mucho trabajo interno que la madre descubrió la verdad de la fe y comenzó a sanar y es que la respuesta siempre estuvo en que lo que iba a pasar y lo que pasó así debió ser.

Si me sigues leyendo seguro en tu cabeza te preguntas ¿cómo puedes pedir eso? y sí, nunca mencioné que tener fe sea tarea sencilla pero una vez que llegas a ese estado la paz será la recompensa. La verdadera fe es aceptar que las cosas que ya pasaron así debieron de suceder al contrario de esta creencia de que la fe es esperar que pase lo que uno desea. Ese trabajo que no conseguí, ese carro que no me compré, ese accidente que sufrí, acepto con fe que así debió suceder y lo increíble es cuando te das cuenta que por más mal que hayas sentido siempre hay una luz al final del túnel y es que cuando perdemos algo solo estamos dejando un poquito de espacio para todo lo maravilloso que viene.

Acepta tu vida, acepta lo bueno pero también acepta lo malo y no olvides nunca que siempre habrás espacio para cosas increíbles en tu vida y para esto hay que hacer un poco de espacio.

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